La psicóloga Ester Redolosi ha estado en los micrófonos de Radio Marca Cádiz ofreciéndonos algunas de las claves para afrontar de la mejor manera posible la vuelta a la rutina y evitar el síndrome post-vacacional. Estamos en unas fechas de cambios y retornos. Y es que hay algunos factores que nos hacen afrontar el mes de septiembre de forma distinta a cualquier otro. Dejar de lado el verano, acostumbrarse de nuevo a lo cotidiano, el trabajo, los niños, la casa, la vuelta al cole… Pero, ¿De qué manera podemos conseguir superarlo y además con buena cara?
Según Redolosi, este llamado popularmente síndrome post-vacacional realmente sí se parece a una depresión. “Tenemos síntomas depresivos muy parecidos como son la tristeza. Van a cambian nuestros ámbitos, hemos tenido unos días más lúdicos, con más tiempo libre. Y ahora vamos a cambiar a rutinas, vamos a estar más estresados. Se produce una sintomatología física que vamos a notar y que se puede confundir con una depresión.”, explica la experta.
Pero según la psicóloga, lo que nos está ocurriendo es realmente el proceso de adaptación. “Una de las pautas primeras a tener en cuenta es el ser consciente de que lo que nos está pasando es algo normal, de un proceso de adaptación del organismo. Con un cambio el cuerpo se resiente y lo nota. Entonces si somos conscientes que es un proceso normal, eso nos ayudará a poder transitar las semanas que vienen de una forma más amena”, afirma.
Pautas para mejorar
Como en cualquier proceso de mejora, cuidarnos físicamente es el comienzo. Según aconseja Redolisi, “cuidar nuestro sueño es importante. Intentar que en estos días, al reincorporarnos al trabajo, sea lo más regular posible. Una fórmula que se puede aplicar con los niños también de cara a las rutinas escolares”.
La segunda pauta se basa en intentar llevar una alimentación más sana, más acorde a una rutina normal. Pero otro aspecto muy importante, es aprender a valorar nuestro trabajo, “tener pensamientos positivos a cerca de nuestro empleo es casi el 50 por ciento del proceso de adaptación”.
Y después de ser conscientes de nuestra situación y de estas recomendaciones, no hay que olvidar la curva de rendimiento. “Esto significa que no intentemos hacerlo todo los primeros días. Aunque cojamos con ganas nuestro trabajo, que intentemos empezar poco a poco. Ya sabiendo que nuestro cuerpo está en un proceso de adaptación, vamos a ir afrontando las tareas en progresión. Cambiando poco a poco las horas de sueño si nos hemos acostado más tarde o los hábitos saludables de alimentación, por ejemplo, no tener cenas tan pesadas”, concluye.
El proceso de adaptación suele duran entre dos o tres semanas, pero con estas indicaciones la vuelta puede ser mucho más sencilla y llevadera.
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