El Tajo de San Pedro es un accidente natural que muy probablemente existía antes de la construcción de la Alhambra, aunque sus dimensiones han ido aumentando desde entonces. Se tiene constancia documental de su presencia desde 1520 y hay expertos que estiman que, desde el año 1564 hasta la fecha actual, la distancia entre la muralla del monumento granadino y el escarpe ha pasado de 60 a 23 metros aproximadamente. El Patronato de la Alhambra y Generalife, de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, ha programado un plan de actuaciones a corto y medio plazo para frenar su avance. Ensayos de bioconsolidación bacteriana, mejoras en la evacuación de aguas de la Alhambra o nuevos trabajos de monitorización, entre otras acciones.
La Comisión Técnica de la Alhambra ha dado el visto bueno al programa de actuación planteado por la comisión especial que se creó a principios de año con el objetivo, por un lado, de estudiar y analizar desde un punto de visita multidisciplinar el Tajo de San Pedro y, por otro, proponer las vías de trabajo que permitan mejorar su estabilidad. En las sesiones también se han examinado los diferentes proyectos redactados anteriormente (2005 y 2014-2016) y que no se ejecutaron, para conocer su viabilidad en la actualidad.
«La situación del Tajo de San Pedro nos preocupa y era una prioridad para nosotros abordar su situación cuanto antes y desde un punto de visita multidisciplinar, como se actúa en espacios o bienes culturales, y de la mano de expertos en la materia», ha destacado la directora general del Patronato de la Alhambra y Generalife, Rocío Díaz, quien ha explicado que no habrá un proyecto único, «sino un plan de actuación que nos permitirá conocer el comportamiento de sus materiales y las condiciones del entorno que le afectan, una información esencial para trabajar en la estabilidad del escarpe».
Díaz también ha subrayado que el documento de actuaciones aprobado pone de manifiesto «la voluntad de consenso y acuerdo» entre los especialistas que han participado en la comisión especial, a los que ha agradecido su colaboración e implicación con la Alhambra y Granada. Entre las intervenciones que se llevarán a cabo, se encuentra la bioconsolidación bacteriana, una técnica novedosa que podrá frenar la erosión sin impacto y de manera natural, y que actualmente se aplica de manera experimental en otras zonas de la Alhambra, o la monitorización del escarpe mediante el desarrollo de la técnica de time-lapse, que ayudará a vigilar las zonas más activas, cuantificar y cualificar la erosión que se produce, los factores desencadenantes y la dinámica de pérdida de material.
Modernización de los sistemas de control
Los expertos apuestan, asimismo, por continuar con los trabajos de modernización de los sistema de control, telecontrol y manejo del agua ornamental y de riego del Conjunto Monumental de la Alhambra y el Generalife, para detectar de manera inminente las fugas de agua o evitar acumulaciones o filtraciones en lugares inadecuados como la cabecera del Tajo de San Pedro, o estudiar la instalación de tres acelerómetros permanentes, que ayudarían a conocer el comportamiento dinámico de los materiales y las estructuras de la Alhambra.
Elaborar una carta de riesgos para localizar las zonas de mayor degradación de cara a una futura intervención o actuar en el pie del tajo para afianzar la estabilidad en su base son otras de las actuaciones que llevará a cabo el Patronato de la Alhambra y Generalife en los próximos meses, junto a la evaluación de impacto patrimonial del accidente geográfico.Miembros de la Comisión especial sobre el Tajo de San Pedro, durante una visita técnica al escarpe.
En el estudio sobre el Tajo de San Pedro se han tenido en cuenta aspectos técnicos y paisajísticos, como el comportamiento del terreno, la influencia del agua, la incidencia de los seísmos, la integración del escarpe en el imaginario colectivo o su asociación con el curso del río Darro, entre otros.
Accidente geográfico natural
En 1600 una avenida del río Darro socavó el pie de la ladera, adquiriendo el aspecto actual en forma de diedro verticalizado, pero aún con dimensiones moderadas. En ese año y el siguiente, se producen importantes caídas de la cerca cristiana perimetral que existía entre la Alhambra y el río. En esa época se citaban como posibles causas, además de la socavación por el Darro, filtraciones provenientes de acequias y aljibes situados en el monumento.
En cartografías posteriores, de los años 1775, 1804, 1812 y 1815, la cerca perimetral va desapareciendo de forma evidente, especialmente en su parte superior. A partir de 1910 los cambios en la morfología del Tajo se aprecian con más dificultad en la documentación gráfica disponible.
La velocidad del retroceso no es constante y puede ser acelerada por fenómenos naturales adversos o actuaciones antrópicas. El último retroceso significativo se produjo durante el invierno de 2012-2013, afectando al camino perimetral de servicio y a la conducción del agua de riego.
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