Hoy todos nos ponemos un poco más románticos, sin duda. Aunque sea solo por dejarnos llevar. Y es que San Valentín es una fecha muy señalada en el calendario de los enamorados. Cada 14 de febrero, en distintos lugares del mundo, se celebra el día del amor y la amistad.
España, Austria, Francia, Italia o Alemania son algunos de los países europeos que con mayor dedicación celebran esta fecha. Y en Estados Unidos, San Valentín no se puede olvidar. Y para curiosos, en Japón la tradición marca que sean las mujeres las encargadas de regalar bombones a los hombres, tanto por amor como por amistad.
Pero es un día de sentimientos encontrados también. Para muchos esta fecha está relacionada con el consumismo y el marketing de las grandes superficies, pero para otros se trata de una fiesta unida a la tradición y con una bonita leyenda. En concreto a la historia del imperio romano, origen de esta historia.
La figura de San Valentín, el protagonista
La historia más popular y conocida sobre la figura de San Valentín cuenta la historia de un sacerdote que, al parecer, vivió en Roma durante el siglo III, en los momentos de auge de la expansión de la fe cristiana.
Entonces, el emperador Claudio II había prohibido a los jóvenes destinados a unir su vida al servir en el ejército romano contraer matrimonio. Así el amor no les impediría cumplir con deber y el imperio. Pero para hacer frente a esta situación de injusticia apareció el sacerdote Valentín que se dedicó a casar en secreto a todos los jóvenes que se lo pidieran.
El problema llegó cuando el emperador conoció esta situación. El sacerdote fue puesto en prisión y acabó decapitado el 14 de febrero del año 269. Fecha que desde entonces quedó marcada por el símbolo y la lucha por el amor.
Pero al parecer, según cuentan, Valentín también conoció el amor. Y lo hizo en su cautiverio cuando se encontró con una joven ciega llamada Julia. Era la hija del carcelero y antes de morir le devolvió la vista milagrosamente. También antes de ser ejecutado el sacerdote le escribió una pequeña carta de despedida que terminaba con un “tu Valentín”. Sin duda, una inspiración para nuestras futuras epístolas de enamorados que intercambiamos este día.
De las aves a los lupercales
La llegada de la primavera también guarda una especial relación con San Valentín. Lo narra el poeta Geoffrey Chaucer en un texto fechado en el siglo XIV. En esta fecha, cuando llega San Valentín los pájaros eligen su pareja y surge el amor.
Pero también está la teoría que habla de la fiesta de las lupercales. Esta se celebraba en febrero en la antigua Roma. En concreto, del 13 al 15 de febrero, tenía características que en la era cristiana se dividieron entre el Carnaval y San Valentín. Sus orígenes y propósito están relacionados con la fecundidad de las mujeres y la naturaleza.
Se cree que en el siglo V d.C. y con el asentamiento de la iglesia católica, el papa Gelasio I trató de acabar con estas prácticas e instauró la festividad de San Valentín en esta fecha.
La leyenda de Cupido
Y si San Valentín es famoso, Cupido está irremediablemente unido al amor y a este día. Era el hijo de Venus y Marte y, según la mitología romana, era el dios del amor, mientras que en Grecia se le conocía como Eros, hijo de Afrodita y Ares, la diosa de la belleza, el amor y la fertilidad, y el dios de la guerra. Cupido se caracteriza por empuñar sus dos flechas: una dorada con plumas de paloma y otras de plomo con plumas de búho. La primera concede amor y la segunda el odio e indiferencia.
El amor también le marcó a él. Su historia con Psique es muy especial. En el mundo de los mortales vivía Psique, una joven princesa cuya belleza no conocía igual. Pero Venus muy celosa de ella, envió a Cupido para que le clavara sus flechas. Pero cuando la vio se enamoró perdidamente de la joven. Y dejó de ser un niño para convertirse en un joven muy apuesto.
Cupido se casó con ella. Y para poder seguir juntos solo se encontraba por las noches y se despedía al amanecer. Solo se encontraban en la oscuridad. De ahí que a Cupido se le representa con una venda en los ojos. El amor es alma no físico viene a representar.
Pero todo empeoró cuando una noche, Psique encendió una vela para ver a su amado y, por accidente, se derramó una gota en su rostro. Cupido, decepcionado, abandonó a la princesa.
Ella le pidió ayuda a Venus para recuperarlo. Entonces la diosa le asignó cuatro tareas casi imposibles. Finalmente y movido por su amor, Cupido salvó a la joven de caer en un sueño eterno y perderla. Así pudieron vivir juntos su amor.
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