22 de noviembre de 2024

El Coronavirus Crash

Si el camino que tenemos por delante va a ser más duro que el que pasó España en 2008, más vale que nos vayamos apretando los machos con el coronavirus Crash. No lo digo yo, que conste. Lo dicen algunos economistas. Aunque en esta ocasión no parece que sea el ladrillo el problema; más bien el ladrillazo que nos ha dado a más de uno el dichoso Covid-19. Virgencita que me quede como estoy, que diría mi abuela que en paz descanse.

Aunque mirándolo bien, quedarnos como estamos no es nada interesante: Confinados, medio arruinados, acongojados (decir acojonado está feo), nerviosos, preocupados y escépticos ante lo que vendrá. Al menos, así estoy yo. ¿Y usted?. Supongo que la respuesta variará según si es alumno, profesor, empleado, empresario, político o autónomo. Perdone, ¿ha dicho auto qué?

-Sí, hombre, autónomo. Los grandes olvidados de la economía.

-Ah, claro. Disculpe, usted. Es que me había olvidado de que existían, también.

Disculpen si estoy un poco susceptible con este tema. Pero es que me ha contado un autónomo que está muy enfadado. Pero que ya se veía venir con el gobierno actual. Bueno, sinceramente, yo también soy autónomo. Y más de tres millones en España estamos enfadados también. Y todos esperan que el humo vendido en el BOE en cuanto a medidas económicas, se transforme en cuota cero. Porque muchos se ven obligados a pagar, condenados a una muerte segura, trabajando con una caída descomunal de ingresos. Sin clientes, con una sociedad parada y con una crisis sanitaria y económica dándose la mano a cada día que pasa.

Pero importa más vender humo exonerando de manera ficticia a un sector maltratado, que condonarles la pena. La del bolsillo, también. Los que sí quedan exonerados de esta crisis son los políticos que el 8 de marzo salieron a la calle a manifestarse. Y ojo, que admiro y amo a mi mujer y a mi hija. Conste en acta mi amor a sus derechos como mujeres. Y los de mi santa madre.

-Disculpe, ¿ha dicho que el 8 de marzo había miles de personas en las calles?

-Efectivamente, caballero.

-¿No sabían estos políticos que el mismo 8 de marzo nuestros paisanos italianos estaban muriendo en su país? Lombardía y otras 14 provincias del Norte de Italia fueron confinadas ese día, señor…

-Ehh… ¿qué hora es?

Y así estamos: Enclaustrados en casa y con políticos haciéndose pruebas en medio del Coronavirus Crash, mientras otros no tenemos ni mascarillas para comprar. Qué país. Llevamos días ante el altar de una sociedad política que nos obliga a cerrar nuestros negocios y no salir de casa (la salud lo primero, ojo) pero nos conmina a pagar nuestros impuestos. Perdonen que me ría. Los mismos que hace una semana nos animaban a levantar el puño bien alto por las calles dándole la bienvenida a Don Covid. Qué ironía. El coronavirus Crash, claro. Disculpen mi llanto.

¡Adriaaaaan! Qué grito célebre. Véncele, dijo ella. Y Rocky ganó a Creed. Perdonen mi locura, pero son demasiados días confinado. Y así ando, medio loco y mirando al cielo pero pensando que no debemos no llorar más. Ninguno. Ni siquiera si el dinero no vuelve. Prometamos seguir con las manos llenas de guantes. En casa. Y sin que el miedo a perder nos devore. Si los otros pueblos lloran, es la hora de resistir. Toma mi pañuelo. Es momento de inventar una canción (cuánto te echo de menos, Capitán) interminable para animar a la casta política a reconstruir los trozos del ladrillo roto. Aquí la tenéis. Arregladlo. Luego, ya ajustaremos cuentas.

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