20 de octubre de 2024

Carta de Raquel Orantes a su madre Ana Orantes

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Foto: Diputación de Granada

Escribía en una de sus libretas que era una alumna de la escuela de mayores. Que cuando entró no sabia ni leer ni escribir y que después hasta escribía cartas, aunque no lo hiciera muy bien y añado … aunque tampoco tuviera a quien escribirlas puesto que no la dejaba relacionarse con nadie, ni familia, ni amigos, ni nadie…

Quiso aprender porque quería estampar su firma en el dni y que no se vieran obligados a ”añadir” un “no sabe” o le emborronaran el dedo con aquella tinta que además de mancharle la piel le manchaba el alma y su orgullo. Quería dejar su huella con un Ana Orantes que la significara en la vida , un aquí estoy y un existo aunque me anulen. Y claro que vivió , todo lo que la dejó y lo que ella se pudo permitir en ese último año … y nació un 6 de febrero del 37. De una familia muy humilde pero inmensamente rica en amor y en valores.

Este año podrías cumplir 86 años. No sé que nos hubiera deparado el destino de haber sido distinto… si hoy por hoy te podría comer a besos como lo hacía, como lo hacíamos todos tus hij@s. Si me agarraría fuerte de tu brazo como de pequeña, tan fuerte que te hacía sudar , para no soltarme , para no perderte y que no me perdieras . No sé si seguirías a nuestro lado pero me gusta pensar que si … que seguirías cubriendo tus canas con ese color rubio ceniza que tanto te gustaba o quizá, tú que eras adelantada a tu tiempo y una moderna de la vida te atrevieras con un rosa o un lila. Te oiría canturrear tus cancioncillas, esas que te salían de la garganta cuando pintabas ese cuadro que aún conservo.

Orgullo de madre

En esa foto tendrías la edad que yo ahora tengo y que mujeres tan distintas somos pero cuánto te parezco… o eso me gusta pensar. Cuando se cumplieron 25 años de tu ausencia acudí a homenajearte junto a Rafa a un programa y al terminar de maquillarme y rubia como iba, como a ti te gustaba, no pude por menos que mirarme a un espejo y exclamar un “joder, me parezco a mi madre”…. Y que orgullosa me sentí y que orgullosa me siento.

Te puedo contar que pasan los años pero que cada vez te siento más presente y que la añoranza en ocasiones me acongoja y necesito respirar muy fuerte. Me resulta imposible no pensarte cada día y no nombrarte. Y te prometo que mientras viva no dejaré que tu memoria muera. Eres y serás lo más grande de mi vida, pasen los años que pasen y aunque la herida duela tanto que en ocasiones no pueda respirar…

Hoy vuelves a hacer historia en tu Granada, cerca de tu calle Elvira. Hoy todos y todas leemos este manifiesto con la firme convicción que con voluntad política y voluntad social lograremos erradicar esta violencia sistémica que es la violencia machista. Por todas las Anas Orantes del
Mundo. Ni una más.

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