«Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegremente, ya tristemente». Esta es una de las definiciones que la Real Academia Española contiene de la palabra ‘música’. Sin duda, una palabra que alude a un pilar fundamental del ocio y la cultura universal que no pasa por su mejor momento.
Desde la aprobación de las últimas medidas del Gobierno central para tratar de controlar la expansión de la pandemia en España, el sector del ocio nocturno quedó tocado de muerte, casi terminal. Los bares y restaurantes se vieron obligados a limitar su horario de actividad comercial. Sin embargo, a los locales puramente nocturnos, los garitos destinados a acoger actuaciones y a fomentar la cultura musical autóctona, no se les dio otra alternativa que no fuera el cierre.
Por ello, el sector musical fue el que salió peor parado de la nueva legislación. Músicos, técnicos de luces, de sonido, promotores, hosteleros y demás fauna del mundillo experimentaron otra zancadilla más por parte de las instituciones que, aunque con un buen propósito, parecieron no tener en cuenta a las familias que hay detrás del ámbito musical y que viven gracias a él.
Dada la situación, este jueves tendrá lugar una movilización del sector musical a nivel nacional. El granadino, uno de los más valorados dentro del patrimonio patrio, no faltará a la cita. Siempre se ha dicho que Granada es una ciudad que exhala música por cada rincón, pero cada vez parece llegar menos oxígeno a sus pulmones con sus principales salas de música en directo cerradas.
Perjudicados
«El sector del espectáculo y de la cultura en vivo estamos en una situación extrema», asegura Juan Alberto, guitarra y voz de Niños Mutantes, una banda con más de veinte años de trayectoria en el panorama. «Vemos que la hostelería funciona, los transportes también, pero las restricciones en los espectáculos parecen más duras y erráticas. Hay cambios de un día para otro, hay cancelaciones de espectáculos mientras vemos llenos en otro tipo de eventos como los toros… No vemos un plan diseñado para nuestro sector».
Juan Alberto denuncia un doble rasero a la hora de evaluar la música y el resto de ámbitos productivos desde un prisma sanitario. «Hemos visto campañas del ministerio que nos han sorprendido. Muestran a mucha gente disfrutando en conciertos y que acaban luego en la UCI, y no es verdad. Los conciertos que se están haciendo tienen una seguridad que no veo en los bares, por ejemplo. Todo el mundo tiene mascarilla, hay protocolos de acceso y salida… pero, aún así, se cancelan eventos. Vemos unas diferencias con otros sectores que son difíciles de entender».
Estas diferencias son contra las que protestarán los protagonistas del sector este jueves respondiendo a la ‘Alerta Roja’, la convocatoria bajo la que se manifestarán en el centro de Granada, desde el Triunfo hasta el Violón, a partir de las 20 horas. Además, los músicos denuncian dejadez institucional al no contar con medidas específicas para su sector, y no sólo los más consagrados.
«Ha habido un cambio de institución reciente. La circunstancia del coronavirus no ha favorecido, pero no apoyan la cultura, ni cumplen sus promesas», asegura David Sánchez ‘Totti’, vocalista de los ‘heavies’ Knowing Fools, apuntando directamente al actual gobierno de la capital.»El Ayuntamiento no da la importancia necesaria a la cultura. Ni al cine, pues no apoyaron al ciclo Granada Paradiso y se canceló; ni a la música, con el cero apoyo al Emergentes de Plantabaja… No les importa», apostilla Pablo Fernández, guitarrista, compositor y compañero de ‘Totti’.
Noveles sin espacio en la industria
Knowing Fools tienen un trabajo cerca de ver la luz, pero ya publicaron su primer EP homónimo en 2016 mediante un ‘crowfunding’. La adaptación a los nuevos tiempos les permitió reunir la financiación suficiente para dar el salto al estudio de grabación, por lo que siguen apostando por ella para salir adelante de este duro golpe. «Esto está afectando mucho más a las salas de conciertos. Las salas permiten a los artistas actuar porque traen gente al local. Si ahora no dejan entrar a la gente, no hacen conciertos y los grupos no podemos tocar -explican-«.
Por tanto, «lo único que se puede hacer es cambiar el modelo de negocio. Abrir como bares y no como salas, presentar una carta de comida, sentar al público en butacas y que la gente se adapte. Mejor eso que nada», concluyen. El artista emergente necesita darse a conocer para emerger en la escena, algo que se consigue haciendo música sobre un escenario. Si eso no ocurre, el artista se estanca y termina abandonando para dedicarse a otra cosa que le permita subsistir.
«Sin apoyo, es inviable dedicarse a esto, a menos de que seas una superestrella. Llega un momento en el que si no se ve esperanza, la gente se cansa. Así, nuestros jóvenes talentos se perderán», aclara Juan Alberto. En esa tesitura se encuentran innumerables bandas en la capital, como Biblical Soccer. «No vivimos de la música. Si no podemos dedicarnos a ello, nos tendremos que enfocar en otro ambiente», relata el baterista Jorge Murillo.
«Realmente, para un grupo que empieza, como nosotros, un directo es una buena baza. Pero ahora mismo no contamos con ello, así que nos influye a la hora de despegar», señala Fon, guitarrista y voz. Ambos coinciden en que lo verdaderamente necesario es apelar a la responsabilidad individual. «En cualquier evento, sea el que sea, mientras exista un control estricto de seguridad, el contagio será muy poco probable. La mayoría de contagios se dan en núcleos familiares y de amigos, porque la gente se relaja y no sigue las normas. Prohibir algo que no es una amenaza no es la solución».
Reactivación turística… ¿musical?
Las principales quejas de los hosteleros granadinos es la ausencia de clientes. Sin turistas en las calles, los establecimientos no llenan el local y la caja no cuadra. Por ello, las instituciones no paran de repetir la importancia de revivir la hostelería y el turismo, y de centrarse en sus necesidades, en detrimento de otros ámbitos como el musical. Sin embargo, ¿están tan lejos uno de otro?
Para Jorge, «la música tiene mucho futuro. En España vivimos del turismo y hay muchos tipos. Uno es el musical y creo que tiende a crecer. Se han creado un montón de festivales por toda España y la gente está dispuesta a desplazarse para disfrutar de ellos. Ese viaje implica todo: el transporte, el alojamiento, la alimentación… son muchas fuentes de ingresos» que los gobiernos están pasando por alto.
Pero, más allá del dinero, los más románticos se fijan en otros aspectos para defender la presencia de la música en directo en la actualidad. «La cultura es un servicio esencial, como la sanidad. Incluso, en un momento de ánimo bajo y rozando la recesión, ir a un concierto o al teatro es mejor que los ansiolíticos. Te da una evasión que es necesaria en ciertos momentos», admite Juan Alberto.
«Si abandonamos nuestra producción musical -prosigue-, tendremos exclusivamente el reggaeton que nos llegue de América. Desaparecerán orquestas, el sector técnico… Ahora mismo, necesitamos medidas que nos ayuden, pero también hacer una valoración de lo que suponemos. La música es importante en la vida de las personas. Sin ella no vas a morir, pero, en un concierto, una vida tan dura como esta se hace más llevadera».
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