Este jueves tendrá lugar otro hito esperadísimo (y temido) por algunos cada vez que el mes de septiembre asoma por la última hoja del almanaque: la ‘vuelta al cole’. Los miles de alumnos de Educación Infantil, Primaria y Especial de la provincia de Granada regresarán a las aulas para iniciar un curso escolar marcado por todos los daños colaterales que el coronavirus ha provocado.
Mascarilla, gel desinfectante, distancias de seguridad, higiene extrema… Todos los cambios que la sociedad ha tenido que implantar para poder salir del domicilio y hacer vida en el exterior no son ajenos al sector educativo que, tras dos meses de trabajo teórico, está preparado para iniciar la práctica.
«He notado muy optimistas a mis compañeros -asegura Fran Olmo, profesor del colegio Nuestra Señora del Rosario-. Ese es el sentir general. Casi todos estamos deseando empezar el curso». Fran es uno de los cerca de 40 docentes que se encargan de impartir cátedra a los cerca de 600 alumnos de Infantil, Primaria y Secundaria del centro situado en el barrio del Realejo.
«Nos hemos tirado unos meses complicados de clases no presenciales, con alumnos que mostraban problemas a la hora de acceder a los contenidos, otros a los que nos hubiese gustado dar un ‘empujoncito’ en el aula, que es donde más a gusto nos sentimos», explica. «Cuando llega un padre más pesimista, intentamos hacerle cambiar de opinión y le decimos que este curso se saca adelante sí o sí. Las medidas de seguridad están ahí y si somos responsables, todo saldrá bien».
Protocolo COVID
Al igual que el resto de sus compañeros, Fran ha visto cómo su centro educativo se ha reinventado casi por completo, de la mano de las instituciones, para poder garantizar la tan ansiada seguridad. La búsqueda permanente de soluciones para evitar cualquier mínimo riesgo de contagio ha derivado en todo un protocolo COVID19 por el que deberá velar todo el personal educativo.
«El primer día se va a hacer una entrada escalonada. Habrá cursos que entren a las 9:30, otros a las 10:00, los más pequeños lo harán a las 11:00… Además, a diario se van a realizar controles de temperatura con profesores destinados a esta tarea. Otros higienizarán las manos de los alumnos con gel hidroalcohólico… Siguiendo la nueva norma de la Junta de Andalucía, los padres no podrán acompañar a sus hijos al interior del centro», relata el docente.
Eso será a la entrada, pero ¿y dentro del centro? El colegio de Fran ha dividido el espacio para poder llevar a cabo las entradas y salidas de una manera separada. Las paredes también recuerdan en todo momento a través de cartelería las medidas de higiene y seguridad a tener en cuenta tanto por alumnos y padres, como por los trabajadores del centro. «Todo se tiene que hacer de forma muy ordenada, manteniendo la distancia, para que no se mezclen los grupos, etcétera».
¿Metro y medio? de seguridad
Estas medidas no son flor de un día, sino que se han ideado durante los meses no lectivos y mediante los quebraderos de cabeza del equipo directivo del centro. Por supuesto, las aulas han sido acondicionadas para el perfecto desarrollo de la actividad docente, pero algunas limitaciones han impedido avanzar en este sentido. La ratio de alumnos por aula es un ejemplo, habiendo dificultado, o imposibilitado en muchos casos, el respeto de la distancia de seguridad.
Entre 25 y 30 alumnos suelen ocupar los pupitres de las aulas de Nuestra Señora del Rosario, un colegio pequeño en cuanto a instalaciones. «Fue una propuesta de la Junta que al final no se ha llevado a cabo. Hay clases donde es imposible guardar el metro y medio mínimo de distancia. A veces, parece que hay gente que nunca se ha metido en un aula, que nunca ha dado clase y que no sabe cómo son los niños. Se juntan, se acercan y, si no llevan mascarilla, el riesgo es mayor», advierte Fran.
Aún así, Fran asegura que se «han aprovechado al máximo los espacios» para separar los pupitres del alumnado, pero también el del profesor. De hecho, el comedor del centro ha experimentado una ampliación para quedar totalmente acondicionado a la ‘nueva normalidad’.
¿Y en caso de confinamiento?
Con respecto a un plan B por si el A fallara, Fran confiesa que su centro lo tiene «todo atado». La idea es la «presencialidad total», pero si el centro desgraciadamente tuviese que echar el cierre de forma temporal, el salto a la dimensión digital parece puesto a punto. «El año pasado implantamos la plataforma ‘Classroom’ en todo el centro. Hicimos videoconferencias con los alumnos de Primaria y ESO, y cada estudiante tenía su cuenta personal».
Aunque el 80% del centro cuenta con la plataforma en funcionamiento, «nuestro objetivo es que todos el profesorado, alumnado y padres lo instalen y lo pongan en marcha, porque tenemos preparados los horarios lectivos de todas las asignaturas por si hubiese que dar clases telemáticas».
Con todo el mecanismo de funcionamiento interiorizado, el docente aclara cuál es la clave del éxito. «Hay que ser responsables. Por ejemplo, si con este virus no podemos compartir el material escolar aunque los profesores lo hayamos dicho toda la vida, pues no se hace. Tocará ser egoísta porque tenemos que pensar en la salud de todos».
Después de los ‘peques’, le llegará el turno a los ‘grandes’. El 15 de septiembre será el turno para la vuelta de la ESO o FP. «No nos va a pillar el toro», sentencia Fran. A modo de verónica, «toquemos madera», sentenciamos el resto.
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